La ciudad que se ubica al norte del departamento Anta moviliza a más de 800 personas en sus diferentes agrupaciones que viven y sienten el desfile carnestolendo como un acontecimiento cultural único en la región.
Apolinario Saravia vive el carnaval de una manera diferente. Ni las carpas ni los bailes de las pinturitas cobran sentido en la cultura popular de este lugar. Al igual que las carrozas en primavera, durante los festejos de carnaval, lo más importante y motivador para los saraveños es la representación artística de la celebración.
Este último fin de semana largo Expresión del Sur tuvo la oportunidad de presenciar, en dos de las tres jornadas del Corso Color 2020 organizado por la Municipalidad local, y la verdad que jamás hubiera imaginado lo trascendental de este evento que convoca a miles de personas en la avenida principal de la ciudad.
El desfile carnestolendo de Saravia que durante las tres noches fue presidido por el intendente Marcelo Moisés en compañía de su esposa, la reina provincial Jimena Dip y autoridades locales, es relativamente novato.
Habría que decir que nació a partir de la llegada del actual mandatario, en febrero de 2016, aunque nobleza obliga recordar que durante la década de los 70 hubo algún intento por instaurar socialmente dicho festejo, pero no prosperó y se perdió por más de 40 años.

El desfile
Entre el viernes 21, sábado 22 y domingo 23 de febrero, unas 20 mil personas se volcaron masivamente a la 9 de julio que hizo las veces de corsódromo, para presenciar el paso de unas 12 agrupaciones que deslumbraron con sus trajes tan coloridos como elaborados. Todos confeccionados con ingenio y trabajo saraveño.

Aunque si bien existen diferentes etimologías que referencian a la palabra carnaval, los cierto es que en la actualidad este evento se ha convertido en una fiesta popular de carácter lúdico que la sociedad promueve más allá de su condición social y en Saravia así lo demuestran.
La Renovación, Arte Saraveño, Las Despechadas, Los Reyes del Sol, Alma Latina, San Simón, Las Comadritas, Talento de Barrio, Rosmar Show, El Stylo, Los Guasones y la autentica comparsa Sangre Toba, fueron suficiente para alegrar las noches del verano anteño.

Alejandra Pérez, a cargo de la política cultural del intendente Moisés recordó que los corsos color de Saravia se reiniciaron en el año 2016 con una particularidad; de tener grupos de diferentes estilos, de distintos barrios y en especial rescatando la comparsa tradicional.
Recuperar la identidad cultural
La vuelta al corso en Saravia además promovió la recuperación de una legendaria agrupación que supo reflejar la identidad cultural de los pueblos originarios.
La comparsa Sangre Toba tuvo sus orígenes en los años 70 y después de unos 40 años reapareció. En la actualidad está compuesta por adultos mayores (que eran los jóvenes de aquellas épocas), entre ellos personas de pueblos originarios, jóvenes y niños. Esta acción le valió un reconocimiento hacia el intendente que recibió de manos del cacique, un tradicional gorro de la otrora agrupación, una reliquia que se exhibe en el despacho municipal.
Es de destacar que en el sur de la provincia, esta agrupación de altos gorros que representan a diferentes animales del lugar adornados con plumas multicolores de ñandú, es la única en su género porque en la mayoría de los pueblos se fueron perdiendo.
Murgas, un trabajo de equipo
En sus comienzos hace 4 años, el corso estuvo compuesto por 7 grupos que representaban a cada barrio y para dar volumen al espectáculo se invitaba a murgas de Orán y Tartagal, con un claro estilo brasileño.
En los siguientes años los grupos locales se fueron incrementado hasta llegar al día de hoy a 12 agrupaciones numerosos. La mayoría está integrada por más de 60 miembros y hasta 80, donde participan niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, pero además se pudo ver a personas con capacidades diferentes.
Los Guasones que representan a personajes de una película reconocida, surgieron el año pasado y durante este cierre brindaron un espectáculo imponente introduciendo elementos como bengalas, bombas de papeles lanzados al aire, un robot y fuego.
Otra de las agrupaciones numerosas es El Stylo y su representación y vestimenta fue de lo mejor que pudo verse durante los corsos saraveños.
Manifestación cultural
Es digno destacar la impronta popular de una ciudad donde su gente se manifiesta y asume el festejo de carnaval como un hecho cultural que involucra a todo un pueblo. Dicho esto porque es muy poco común en las localidades del sur salteño, que hombres y mujeres, madres y abuelas, jóvenes y niños, sean protagonistas de un mismo show y trabajen con tanto detalle y dedicación durante todo un año, para salir a dejar todo en unos cuantos días y sin recibir nada a cambio.
El dato no menor que refuerza esta teoría, es que en Apolinario Saravia no se otorgan premios ni se anuncian ganadores ni perdedores de los corsos. Los organizadores entienden que la logica de premiar le quitará la esencia cultural que hoy se manifiesta en la localidad y el beneficio en favor de los ganadores, muy pocas veces es entendido, generando así un proceso gradual de desaliento participativo.
Un estilo carioca
Los corsos de Saravia son únicos en el sur de Salta porque no necesitan contratar murgas ni comparsas. Es su gente quien lo hace posible y de la mejor manera y al mejor estilo del carnaval carioca, donde la coreografía musical, los trajes y el volumen de la murga es lo único que importa.
Pero además las agrupaciones protagonizan una verdadera competencia por ser la mejor.
Los festejos arrancan cerca de las 22 y se prolongan durante poco más de 4 horas.
Cierre a pura fiesta
El cierre de la edición 2020 de los corsos color de Saravia se vivió a pura fiesta con la animación de banda Lucerito y un gran cañón que lanzaba espuma por doquier.
El intendente Marcelo Moisés agradeció a todos por el excelente comportamiento del público y por el esfuerzo de todos los participantes que una vez más dieron muestra de su capacidad y compromiso.
