Columna de opinión por Víctor Díaz
La historia del virus se inicia en el año 1937, cuando es identificado en las aves de corral, luego en el tiempo infecta a los mamíferos como, vacas ovejas, murciélagos, etc.

En el año 1962 el corona llega a los humanos con los nombres de corona alfa-beta, este último responsable de fuertes resfríos, gripe.
En un largo camino logró conformar una familia de cepas vigorosas, el antecedente más próximo el SARS siglas en ingles que en el año 2002 mató 800 personas en China y MERS que en Arabia Saudí hizo lo mismo.
El corona virus siempre estuvo asociado a enfermedades respiratorias, la versión actual COVID-19 apareció en China el 1 de diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan.
Su aparición desnudó al mundo mostrando que éste no está preparado, la epidemia China a la declaración de la OMS como pandemia, es también la declaración de las potestades del poder económico y su injerencia en demorar el hecho.
Hoy la humanidad asiste incrédula ante el fenómeno, 200 países infectados, es una realidad que da cuenta que el hombre no tomó las decisiones correctas en tiempo y forma.
Las explicaciones y fundamentos científicos han perdido el valor, superados por una realidad a la que asistimos azarosos. El llevar calma al mundo, con porcentajes, estadísticas, la razón se niega aceptarlos.
Solo una visión nos calma y que crece a la vez que pasa el tiempo. El mecanismo de la Cuarentena, un mundo sin actividad, quieto, detenido, por el tiempo de 15 días, aparece como única alternativa.
Y basta de explicaciones, son muchos los muertos y los cambios son irreversibles, el Virus sepultó la economía y todo vestigio. La civilización está herida de muerte y nada será igual.
Tan lejos como puedo ver, el hombre de rodillas llora sobre su propia miseria.
* Los conceptos vertidos en esta Sección de Opinión, no reflejan necesariamente la línea editorial de Expresión del Sur