
Raquel Fessia habló de los últimos días y el legado de su hermano el sacerdote de El Galpón
"La verdad que me quebré al ver tanta gente que salió hasta el arco del pueblo a recibir a Ariel", confesó

Fue enviada por la familia del Santo que reside en Montilla, a instancias del padre Cristian Gallardo, confirmó el padre Fessia
24/07/2023 Redacción ES
El sur de la provincia de Salta vivirá hoy una de las manifestaciones de fe más importantes que tiene el país. Como cada 24 de julio, miles de almas se reunirán en torno a la imagen del santo franciscano que se venera en El Galpón.


A partir de las 16 la imagen saldrá en procesión por las calles del pueblo y a su retorno al Templo, monseñor Mario Cargnello, presidirá la Santa Misa. Así lo confirmó el padre Ariel Fessia durante una entrevista concedida a Expresión del Sur.
Pero este año la celebración patronal tendrá un momento especial. El sacerdote de la parroquia local anticipó que a instancias del padre Cristian Gallardo, a la imagen de San Francisco se le agregara una medalla que viene desde Montilla, España, pueblo natal de fray Francisco Solano.
"La medalla se la envía el Obispo de Montilla y, la Hermandad de San Francisco, donde el presidente de la Hermandad, es familia de nuestro santo", aseguró.
El padre Cristian, fue un fiel servidor de San Francisco en El Galpón, y un gran admirador de su obra. tal así que cada año viaja desde Europa para participar de los festejos en esta provincia.



"La verdad que me quebré al ver tanta gente que salió hasta el arco del pueblo a recibir a Ariel", confesó

La familia del sacerdote confirmó que su voluntad era permanecer en el pueblo que lo adoptó y que él eligió como hogar espiritual. Su hermana Raquel habló con Expresión del Sur tras el responso.

La figura del padre Ariel Fessia marcó profundamente a El Galpón. Su estilo pastoral, su mirada sobre la vida comunitaria, su forma de entender el servicio y su espiritualidad dejaron enseñanzas que hoy, tras su partida, cobran un valor aún mayor. | Por José Coria

El sacerdote atravesó un proceso de salud crítico sin cobertura médica y sin los medicamentos esenciales, que una farmacéutica local le entregaba cada mes para que pudiera seguir adelante.

La muerte del padre Ariel Fessia duele, pero también obliga. Nos pide mirar de frente una realidad que se mantuvo demasiado tiempo en silencio. Honrar su memoria no es solo recordarlo: es evitar que otro cura viva -y muera- en condiciones que nunca debieron ocurrir.

