El presidente Javier Milei viajó a Israel y lloró en el muro de Los Lamentos

Tras anunciarle al canciller Katz que planea mudar la embajada argentina, el mandatario recorrió con su comitiva uno de los lugares más sagrados del judaísmo

Actualidad 06/02/2024 Por Expresión del Sur Por Expresión del Sur
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Se esperaba un recibimiento cálido de Javier Milei, vista su posición absolutamente pro-israelí y pro-judía.

Pero la primera actividad oficial que tuvo este martes en Israel superó todas las expectativas: hubo una verdadera revolución y estalló una impactante “Mileimania” cuando el mandatario argentino libertario llegó al Muro de los Lamentos, uno de los lugares más emblemáticos del judaísmo.

Lo esperaban allí muchos jóvenes argentinos que viven en Israel, mucha prensa local curiosa del fenómeno Milei, rabinos ortodoxos, turistas, mujeres de todas las edades. Lo aclamaron como si se tratara de una estrella de rock.

Cuando, pasadas las cuatro de la tarde, apareció, custodiado por muchísima seguridad hombres de civil y uniformados con metralletas, el convoy de autos blindados negros en la explanada del Muro, hubo escenas de caos.

Con celular en mano, banderas argentinas, camisetas de la selección, todos querían una foto, un video, verlo, tocarlo. El presidente, que cumplió con la expectativa general, sorprendió al emocionarse como nunca se había visto a ningún mandatario en el momento de encontrarse a centímetros del antiguo Muro de los Lamentos.

Lo tocó, se pegó a la pared de piedras con sus brazos extendidos, se abrazó con el rabino Axel Wahnish y lloró con intensidad. Los dos se quedaron unos segundos abrazados a centímetros de uno de los lugares más sagrados del judaísmo.

El presidente argentino había aterrizado en Israel pocas horas antes, a las 14:30 (hora local; 9:30 de la Argentina), una hora después de que sonaran alarmas anti áreas por misiles lanzados sobre la frontera norte en la localidad de Margaliot. Y la visita al Muro de los Lamentos fue su primera actividad de una visita oficial que durará tres días y que busca reafirmar y profundizar como nunca los lazos de amistad y económicos de la Argentina con el estado judío, que se encuentra en plena guerra desde el 7 de octubre, cuando fue sorprendido por un brutal e inimaginable ataque terrorista que trastornó al país y a la región.

“¡Viva la libertad, carajo!”, “¡Gracias por todo, Javier!” y coros de “Am Israel Jai”, que significa “Larga vida al pueblo de Israel”, fueron los cantos y gritos que estallaron en la antigua explanada del Kotel cuando llegó el Presidente a uno de los lugares más venerados por el judaísmo, casi a las cinco de la tarde.

Para la ocasión ya se había quitado la campera de cuero con la que se lo vio llegar al hotel King David donde se aloja y vestía un elegante traje azul, corbata, y por supuesto, una kippa (de terciopelo negra). Entre los empujones y el descontrol, saludaba y posaba para las fotos.

El Muro de los Lamentos es uno de los sitios más sagrados del judaísmo, en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Allí, el mandatario, que es un admirador del judaísmo, religión que viene estudiando desde hace años junto a su guía espiritual, el rabino y ahora flamante embajador Wahnish y a la que desea convertirse, fue recibido por el rabino Shmuel Rabinowitz, encargado del también llamado Kotel.

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