Brasil impone 17 años de cárcel a un condenado por el intento de golpe contra Lula

El alto tribunal buscaba un castigo ejemplar en un megacaso que incluye 1.300 imputados y en el que el expresidente Bolsonaro es investigado

Mundo14/09/2023Por Expresión del SurPor Expresión del Sur
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El informático y funcionario Aécio Lucio Costa Pereira, de 51 años, que entró a la fuerza en el Senado de Brasil con una turba bolsonarista y vestido con una camiseta que decía “intervención militar federal”, se ha convertido este jueves en el primer condenado por el intento de golpe de Estado contra el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.

Los jueces del Tribunal Supremo le han impuesto, con nueve votos a dos, una condena de 17 años de cárcel por cinco delitos incluidos los de abolición violenta del Estado de Derecho y golpe de Estado, además de daños al patrimonio. Los dos jueces discrepantes consideran que el acusado no cometió un delito de golpe de Estado, por lo que solicitaban penas más leves. Ambos fueron designados por el expresidente Jair Bolsonaro, investigado en el caso.

El acusado ha seguido el juicio desde la cárcel donde lleva preso desde el mismo 8 de enero. Quiso estar presente en la sala del Supremo, en Brasilia, a dos pasos de las sedes del Congreso y la Presidencia, pero el instructor del caso, el juez Alexandre de Moraes, no se lo permitió. Moraes se ha convertido en un héroe para medio Brasil, que considera que su labor ha sido crucial en el último año para salvar la democracia brasileña de los ataques bolsonanaristas.

Costa Pereira, el primero de los cuatro acusados que el Supremo pretendía juzgar esta semana, se declaró inocente. Asegura que él no cometió ninngún destrozo y que solo participó de una manifestación que se fue de las manos.

En sus alegatos, varios de los jueces han argumentado que el acusado se autoincriminó al grabarse y difundir tres vídeos en los que amenazaba con defecar en el pleno del Senado y darse un baño en uno de los estanques, presumía ante sus amigos y les decía que no tuvieran miedo, que todo iba a salir bien. El atentado más grave contra la democracia brasileña desde la dictadura fracasó. Lula sigue gobernando en su tercer mandato. Y más de 200 de los acusados de golpismo siguen en prisión a la espera de juicio, además del millar que está en libertad condicional.

Los jueces del Supremo querían enviar un mensaje contundente en esta primera sentencia, imponer un castigo ejemplar con la vista puesta en disuadir para el futuro a posibles imitadores. Los jueces discrepantes abogaban por condenarlo por cuatro delitos, no por cinco, y por imponerle penas más leves.

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