Apolinario Saravia: La noticia que hizo llorar de emoción a dos niñas al obtener sus casa propia

Un momento en particular robó el aliento de los presentes y tocó la fibra más sensible: la emoción desbordante de dos niñas al escuchar que sus padres fueron beneficiados con una vivienda.

Actualidad05/11/2025Emmanuel NavarroEmmanuel Navarro
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El Centro Cultural Municipal de Apolinario Saravia fue ayer el epicentro de un cúmulo de emociones que quedará grabado en la memoria de sus habitantes. El Instituto Provincial de Vivienda (IPV) sorteó las 40 unidades habitacionales que el Gobierno salteño logró finalizar con fondos propios, tras la paralización de la obra por parte de Nación, brindando una luz de esperanza a 185 familias inscriptas.

En un contexto nacional marcado por las dificultades económicas y el  déficit habitacional, donde la construcción de una casa propia desde cero se ha vuelto una quimera para muchos, el acto se desarrolló en un ambiente de palpable ansiedad y expectativa. Sin embargo, un momento en particular robó el aliento de los presentes y tocó la fibra más sensible de los presentes: la emoción desbordante de dos niñas.

La tensión se rompió cuando en los altavoces se escuchó el nombre de Guillermo Nicolás como uno de los ganadores de una vivienda. De inmediato, se escuchó un grito de alegría y de profundo desahogo, una liberación de años de espera y lucha.

Minutos después, al pasar al frente para brindar unas palabras, la imagen de Guillermo Nicolás junto a sus dos pequeñas hijas conmovió a todos. A su lado, las dos niñas no podían contener las lágrimas. Eran lágrimas puras, de una emoción sincera e inmensa, que reflejaban no solo la felicidad por el techo propio, sino también el peso de una incertidumbre que, a su corta edad, ya conocían.

Su llanto no fue de tristeza, sino de la liberación de una carga invisible, del sueño postergado que finalmente se concretaba. Este instante, capturado por la mirada atenta de los vecinos y las autoridades, se convirtió en el símbolo conmovedor de la jornada, un recordatorio vívido de la importancia de la política habitacional y de cómo una llave puede cambiar radicalmente el futuro de una familia. La escena, cargada de sensibilidad, resonó en cada uno de los asistentes, reafirmando que una casa es mucho más que cuatro paredes: es estabilidad, dignidad y la base de un futuro más prometedor.

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