
Vecinos de El Galpón preocupados por postes que se caen solos
Un poste se cayó solo en El Galpón, sin que haya viento fuerte, y vecinos alertan por otros que también están flojos y podrían causar accidentes.

El Galpón inicia una etapa distinta con la llegada del padre Ángel David Gvozdriecki, quien asumió la atención pastoral de la parroquia tras la reciente muerte del padre Ariel Fessia. La comunidad vive el cambio con emoción contenida y la expectativa lógica de un pueblo que aún atraviesa el duelo.
Sociedad09/12/2025
Xiomara Díaz
En estos días, El Galpón vuelve a mirar hacia su templo con una mezcla de recogimiento y expectativa. La Parroquia San Francisco Solano, punto de referencia para generaciones de familias, atraviesa una etapa muy sensible; la despedida de un sacerdote muy cercano a la gente y la llegada de un nuevo pastor que deberá acompañar a una comunidad todavía conmovida. En un pueblo donde la vida cotidiana suele entrelazarse con lo religioso, el movimiento en la parroquia refleja más que un cambio interno; muestra la manera en que la propia comunidad intenta sostenerse frente a la pérdida.


Tras la muerte del padre Ariel Fessia, ocurrida después de un prolongado tratamiento médico, el Arzobispado confirmó que el presbítero Ángel David Gvozdriecki se hará cargo de la atención pastoral. Nacido en Leandro N. Alem, provincia de Misiones, y ordenado sacerdote en julio de 2023, asumirá de manera provisoria la conducción mientras se define quién quedará al frente del templo a largo plazo.
La figura de Fessia había adquirido un lugar particular en El Galpón. Oriundo de Santa Fe, llevaba cinco años de labor pastoral en la localidad y era habitual verlo en celebraciones grandes y también en encuentros pequeños, donde se reunían apenas unos pocos feligreses. Su tarea incluía recorridos por las capillas rurales, misas semanales y participación en distintas actividades comunitarias. Con el avance de su enfermedad debió atravesar internaciones en Metán y luego en Rosario de la Frontera, hasta que su cuadro se agravó de forma definitiva.
La noticia de su fallecimiento generó manifestaciones espontáneas de acompañamiento. Sus restos fueron velados en la parroquia y descansan hoy en el cementerio local, tal como dispuso su familia. El templo, durante esas horas, volvió a mostrar la dimensión social que aún mantiene; vecinos que se conocen de toda la vida, silencios compartidos y un respeto que no necesita explicación.
En medio de ese clima, la llegada del padre Gvozdriecki abre una instancia de reorganización. Su misión inmediata será garantizar la continuidad de las celebraciones y la presencia pastoral que la comunidad espera. Sin anuncios especiales ni actos formales, su incorporación se dará en el ritmo habitual de la vida parroquial, donde el contacto con la gente suele marcar más que cualquier presentación.
El Galpón transita así un tiempo de transición. Entre la memoria reciente de Fessia y el inicio del trabajo del nuevo sacerdote, la parroquia vuelve a encender sus actividades con la naturalidad de siempre. Las puertas abiertas, la campana que marca cada misa y los vecinos que regresan a ocupar sus lugares hablan de una comunidad que, aun en el dolor, se mantiene unida alrededor de su templo.



Un poste se cayó solo en El Galpón, sin que haya viento fuerte, y vecinos alertan por otros que también están flojos y podrían causar accidentes.

La Ley 8340 impide la tenencia, venta y uso de explosivos sonoros. Seguridad reforzó controles y pidió a la comunidad colaborar con las denuncias.

Oriunda de Joaquín V. González, Lourdes Vigne sumó un logro internacional tras su reciente consagración en Punta Cana.

"La verdad que me quebré al ver tanta gente que salió hasta el arco del pueblo a recibir a Ariel", confesó

La familia del sacerdote confirmó que su voluntad era permanecer en el pueblo que lo adoptó y que él eligió como hogar espiritual. Su hermana Raquel habló con Expresión del Sur tras el responso.

La figura del padre Ariel Fessia marcó profundamente a El Galpón. Su estilo pastoral, su mirada sobre la vida comunitaria, su forma de entender el servicio y su espiritualidad dejaron enseñanzas que hoy, tras su partida, cobran un valor aún mayor. | Por José Coria

El sacerdote atravesó un proceso de salud crítico sin cobertura médica y sin los medicamentos esenciales, que una farmacéutica local le entregaba cada mes para que pudiera seguir adelante.

La muerte del padre Ariel Fessia duele, pero también obliga. Nos pide mirar de frente una realidad que se mantuvo demasiado tiempo en silencio. Honrar su memoria no es solo recordarlo: es evitar que otro cura viva -y muera- en condiciones que nunca debieron ocurrir.

