Exequiel, 14 años en las drogas: hoy lucha por salvar a jóvenes de Rosario

Durante su adolescencia, Exequiel cayó en las adicciones. Hoy, rehabilitado, recorre escuelas contando su historia para ayudar a otros jóvenes a no seguir ese camino.

Interés General16/05/2025Xiomara DíazXiomara Díaz
Exequiel

El consumo de drogas entre adolescentes y jóvenes es una problemática que atraviesa a muchas comunidades del interior del país. Rosario de la Frontera no es ajena a esta realidad. La falta de contención, la pérdida de seres queridos, la pobreza estructural y el fácil acceso a sustancias psicoactivas derivan en situaciones complejas, muchas veces invisibles. Sin embargo, también existen historias de superación, donde la voluntad personal, el acompañamiento adecuado y la fe logran abrir un camino de recuperación.

Exequiel es uno de esos casos. Nació y creció en el barrio Iriarte. A los 13 años, tras la muerte de su madre, comenzó a consumir drogas. Durante 14 años estuvo inmerso en las adicciones. Hoy, completamente recuperado, visita escuelas y centros educativos para contar su historia. Lo hace acompañado por el Instituto CReyca, que trabaja en la contención y orientación de jóvenes. Su testimonio busca generar conciencia y prevenir.

Charla

Días atrás estuvo en la Escuela de Comercio, donde habló ante alumnos y docentes. “Me invitaron a un grupo especial para hablar sobre el tema de las adicciones. A contar un poco de mi vida, porque yo salí de ahí. Catorce años metido en la droga, y gracias a Dios, hace cuatro años que estoy libre. Dejé todos los vicios. Ahora quiero que otros chicos también puedan salir adelante”, expresó.

En diálogo con los estudiantes, relató cómo fue su descenso en el mundo de las drogas. “Después de la pérdida de mi mamá, entré en las drogas. Nadie me indujo, empecé por curiosidad y me atrapó. Consumía marihuana, pastillas, poxirrán. Muchas pastillas. Eso me tenía sedado todos los días”.

Contó que tomó la decisión de pedir ayuda luego de tocar fondo. “Me pasaron muchas cosas malas, por malas decisiones mías. Me di cuenta del estado en el que estaba y pedí ayuda. Me contactaron con un centro cristiano en La Rioja y me fui para allá. Estuve dos años en rehabilitación. Ahí no te medican ni te drogan. Es con oración, lectura de la Biblia y voluntad”.

En su testimonio, también recordó los actos que cometía para conseguir drogas. “Robaba, engañaba, mendigaba. Lo hacía solo o acompañado, pero lo hacía. Algunos amigos pudieron salir, otros todavía no. Siempre ruego a Dios que ellos también puedan recuperarse”.

Señaló que cada vez que regresa a Rosario, visita a sus antiguos compañeros de barrio. “Siempre estoy con mis amigos. Les hablo porque sé que se puede salir adelante. Les digo: si yo pude, ustedes también pueden. Muchos están tomando la iniciativa de cambiar de vida”.

Exequiel conoció a su esposa en La Rioja. Se casaron por civil y por iglesia, y tienen un hijo de un año y siete meses. “Ella nunca tuvo adicciones. Siempre me apoyó. Hoy trabajo en las cosechas, me la rebusco como puedo. El trabajo ayuda a combatir la pobreza. Pero cuando camino por Rosario, veo que está peor que antes. Hay muchos chicos perdidos”.

Señaló que el primer año de rehabilitación fue el más difícil. “Quería volver a lo mismo. Me enfermaba porque no comía bien. El cuerpo reacciona. Pero se puede salir. Está en uno tener el carácter de decir que no”.

Advirtió sobre los inicios aparentemente inofensivos. “Uno empieza con una marihuana, dice que no pasa nada. Después ya estás robando cosas de tu casa, le hacés daño a tu familia, y cuando te das cuenta, ya estás metido del todo. La abstinencia es tan fuerte que hacés lo imposible por conseguir droga”.

Finalmente, dejó un mensaje para las familias. “A las madres que están desesperadas y a los jóvenes que quieren salir, les digo que hablen, que no se queden callados. Hay mucha gente dispuesta a ayudar. Que no pierdan la esperanza. Se puede salir adelante. Que Dios hace todo posible”.

Y agregó: “Ojalá que los que tienen cargos políticos tomen conciencia de lo que pasa en Rosario de la Frontera. Hay muchos jóvenes perdidos. Cada vez son más chicos. Hay que hacer algo”.

 

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