Aumentan las internaciones por cuadros psiquiátricos graves en el Ragone

En el Hospital de Salud Mental “Dr. Miguel Ragone” fueron asistidos 62 pacientes con diagnósticos de histeria grave durante el primer semestre de 2025. La cifra representa un incremento respecto de 2024, cuando en el mismo período se habían registrado 59 casos.

Del total, 36 ingresos se originaron en la guardia de Emergencias y 26 en los consultorios externos, lo que confirma la persistencia de la demanda en el servicio de Agudos. Actualmente permanecen bajo tratamiento 18 personas, número que también supera al del año pasado, cuando eran 15.

Ante este escenario, el hospital organizó un ateneo clínico destinado a profesionales y residentes de Psiquiatría. La jornada estuvo a cargo del licenciado en Psicología Carlos Ibarra y giró en torno al diagnóstico diferencial de estos cuadros y a los criterios de abordaje terapéutico. Participaron equipos de Internación y del propio servicio de Agudos.

Qué es la histeria grave

La histeria grave es un trastorno que desde hace décadas se estudia en el campo de la psicopatología. Hoy, según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10), se la denomina trastorno conversivo o disociativo. Se caracteriza por síntomas físicos o psíquicos que no tienen explicación orgánica, es decir, no se deben a una enfermedad física.

Entre las manifestaciones más frecuentes se encuentran dolores persistentes sin causa aparente, alteraciones de la conciencia, parálisis o convulsiones de origen no epiléptico, pérdida transitoria de la memoria, alucinaciones o delirios de breve duración.

Los especialistas explican que estos cuadros suelen estar vinculados a factores emocionales intensos, como episodios de estrés prolongado, traumas psicológicos, conflictos familiares o laborales, e incluso a predisposiciones de vulnerabilidad en la personalidad.

Abordaje y tratamiento

En el servicio de Agudos del Ragone, los pacientes permanecen internados un máximo de 60 días. Durante este período reciben atención psiquiátrica y psicológica destinada a estabilizar su estado mental y permitir la posterior reinserción a su vida cotidiana.

Según se informó en el ateneo, uno de los principales desafíos es el diagnóstico diferencial, ya que los síntomas pueden confundirse con enfermedades neurológicas u otros trastornos psiquiátricos. Por ello, los equipos de salud trabajan con protocolos específicos para evitar errores y asegurar una correcta atención.