Piden hasta 22 años de cárcel para José Alperovich por abusar sexualmente de su sobrina

En una intensa jornada judicial, la querella solicitó al juez Juan Ramos Padilla la condena y detención del exsenador de la provincia de Tucumán, mientras que el fiscal pidió una pena de 16 años y seis meses de cárcel.

Actualidad11/06/2024Xiomara DíazXiomara Díaz
Alperovich

En una nueva jornada a sala llena, el juicio contra el exgobernador de Tucumán, José Alperovich (69), entró en su etapa final. La querella reclamó este lunes su condena a 22 años de prisión y su detención preventiva, considerándolo responsable de haber cometido “múltiples hechos de abuso sexual de variada naturaleza” en perjuicio de su “entonces secretaria privada y sobrina segunda”. El exsenador, acompañado de sus hijos, escuchó en silencio la acusación, la cual analizó con detalle cada una de las agresiones que le endilgan.

Familia Alperovich

Por su parte, el fiscal Sandro Abraldes solicitó una pena de 16 años y seis meses de cárcel para el exmandatario, acompañada de medidas como la inhibición general de sus bienes, la indemnización de la víctima y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Además, el juez ordenó una custodia policial sobre el imputado para asegurar su comparecencia en la próxima audiencia.

“Se puede afirmar, más allá de toda duda razonable, que José Alperovich es el autor de todos los hechos (...), que ocurrieron en diferentes domicilios ubicados tanto en esta ciudad como en San Miguel de Tucumán y en el vehículo de Alperovich, en el contexto de las salidas diarias -para la campaña a la gobernación tucumana de 2019-. Para cometerlos, el imputado se valió de su enorme poder que detentaba a nivel laboral, familiar y político en toda la provincia. Él había sido elegido tres veces gobernador y era, para la época de los hechos, senador nacional y asesor ad honorem para la provincia”, expresó Carolina Cymerman al iniciar su alegato ante el juez Juan Ramos Padilla, titular del Tribunal Oral Federal 29 a cargo del debate.

“En el primero de los hechos- el imputado le metió su mano por la espalda por el corpiño, la besaba, la babeaba, chocando sus dientes contra los de ella. Fue todo una sorpresa. F.L. retraía su cuerpo diciendo que no quería, hasta que pudo salirse. Le dijo que ella lo energizaba y volvió a besarla. Le hizo sentir su erección. F.L. no pudo reaccionar, estaba paralizada, pero le dijo que no quería. Para ella eso fue espeluznante. La situación no fue ni siquiera de conquista sino de avance”, precisó la querellante.

Por su parte, el fiscal Abraldes alegó durante casi cuatro horas y responsabilizó a Alperovich de haber cometido “diez episodios” de abuso sexual simple, en tentativa, y con acceso carnal. En esos términos, requirió una condena de 16 años y medio de prisión en su contra junto a la inhabilitación especial perpetua para ejercer cargos públicos. También pidió que se ordene una indemnización a la víctima y se dicte la inmediata detención cautelar del imputado en caso de que el veredicto resulte condenatorio.

A su vez, el representante del Ministerio Público Fiscal planteó la necesidad de implementar “un sistema de monitoreo o custodia policial” para asegurar que Alperovich comparezca el miércoles a los alegatos de su defensa y “conjurar el riesgo de fuga”. Solicitó que, de ser condenado, se incorpore el perfil genético del acusado a la lista correspondiente a los delitos contra la integridad sexual. También requirió su inhibición general de bienes “para poder satisfacer” la recompensa hacia la víctima.

“El poder de Alperovich es grande. Pero la falta de compromiso para con la denunciante lo es más. Le corresponde a usted, señor juez, ponerle el cascabel al gato”, sostuvo la fiscalía. “Alperovich debe pagar con su libertad ambulatoria por lo que hizo”, expresó, y dijo: “Convirtió a la víctima en un objeto de su placer sexual”.

Las palabras del fiscal fueron el cierre de una extensa audiencia. El exgobernador, que en la última jornada había declarado sosteniendo su inocencia, llegó temprano acompañado por sus cuatros hijos a la sesión en la que, sabía, escucharía el pedido de condenas en su contra. Tras los flashes iniciales de los fotógrafos, comenzó la querella.

Cymmerman

En efecto, Carolina Cymerman y su colega Pablo Rovatti consideraron comprobados los tres hechos de abuso sexual -dos de ellos en tentativa- y seis de violencia sexual agravada por acceso carnal consignados en el auto de elevación a juicio. Para ellos, el político cometió los delitos entre el 14 de diciembre de 2017 y el 26 de marzo de 2018 en San Miguel de Tucumán y Yerba Buena -Tucumán-, y en un departamento del imputado en el barrio porteño de Puerto Madero.

“El testimonio de la víctima constituye una prueba fundamental en casos de violencia sexual. Su testimonio es la primera prueba de que dice la verdad, de que ha sufrido muchísimo a raíz de las violaciones que ha cometido el acusado. Luego de su denuncia -a fines de 2017- hubo una brutal campaña de deslegitimación de su palabra, y, sin embargo, ella siguió adelante”, afirmó Cymerman. Luego añadió: “Su testimonio fue contundente, aportó precisiones y detalles escabrosos. La idea de un relato fabricado, como intentó instalar el acusado, es ridícula”.

La querellante describió minuciosamente todos los cargos de la elevación a juicio que tuvo por cierto. En base a la declaración judicial de la denunciante del pasado 5 de febrero, Cymerman sostuvo: “En el mes de febrero de 2018 -en el marco de las salidas proselitistas diarias- iniciaron los tocamientos en el vehículo particular de Alperovich. Son escenas sucesivas que dejaron a F.L. una impronta traumática por la situación de indefensión: en un auto en movimiento no hay adonde ir. Las visitas se organizaban muchas veces en autos particulares... Muchas veces los dos volvían los dos solos. Él decidía cuándo se volvía con gente y cuando solo con ella. Estos tocamientos en los traslados dentro del vehículo particular de Alperovich eran habituales”.

A su vez, para la abogada, en uno de los tres hechos descritos de ese mes “Alperovich le metió la mano por adentro de la ropa y dentro del corpiño. Intentó tocarle la vagina. Para evitar esos tocamientos, ella solía intentar bloquear el acceso poniéndose cosas, como por ejemplo su cartera entre las piernas. Pero no servía de nada, porque Alperovich, aun estando al volante, y con su mano libre, le tocaba los pechos. F.L se negaba y Alperovich se enojaba. (...) En otro de los hechos, de regreso de una visita a Simoca, volvieron solos en el vehículo pero con un chofer manejando. Ahí le metió la mano adentro del pantalón, dentro de la bombacha, le introdujo los dedos dentro de la vagina y viajó así parte del viaje”.

Al momento de relatar los distintos episodios de acceso carnal, la querella citó el testimonio de la denunciante, ofrecido al iniciar el debate oral. “Él avanzó sobre mí en el sillón -de la casa del imputado, en la capital tucumana-, se bajó los pantalones, me hizo que lo tocara, me dijo ‘mirá cómo estoy; mirá cómo me ponés’. (…) Nos dirigimos al cuarto. Del living me llevó al cuarto, me practicó sexo oral, me puso de costado y me penetró. Siempre sus abusos fueron de esa forma, de espaldas yo, nunca me tenía de frente, ni me miraba, con su mano en mi espalda. Yo no era un sujeto activo, no hacía nada, ni me movía. Estaba totalmente vencida”, leyó la abogada ante la atenta mirada del imputado, acompañado de su defensor Augusto Garrido.

“El lunes 12 de marzo de 2018 la volvió a violar”, señaló Cymerman, y precisó: “Otra vez estaban solos en la casa. En esa situación de sillón, por la tarde, el imputado empezó a tocar el cuerpo de F.L., la besó, la obligó a tocar su pene para que ella se diera cuenta de que lo tenía erecto. La obligó a ingresar a su habitación, forzó a que le hiciera sexo oral, la arrojó en la cama, le esparció aceite de bebé en el cuerpo y la penetró. (...) Alperovich después se comportaba como si nada hubiese pasado”.

Luego dio cuenta del “progresivo deterioro físico” que sufrió la denunciante durante los meses que trabajó al lado del acusado. “Se le caían las uñas, le temblaban las manos, tenía ataques de pánico, trastornos del sueño...Nadie podía negar que algo le sucedía, un día no pudo salir de la cama. Para fines de mayo de 2019 F.L. había bajado más de 10 kilos, ella misma nos contó que le dolían los huesos de lo delgada que estaba”.

“F.L. contó que han sido numerosas las veces que el entorno de Alperovich se acercó para ofrecer dinero a cambio de su silencio. (...) Ella rechazó todos y cada uno de esos ofrecimientos. Desde el mes de mayo de 2019 que se fue del espacio, hasta el mes de noviembre que denunció, fueron muchos los que se acercaron para evitar que la denuncia tomara estado público a cambio de dinero. Esto demuestra que la acusación no es ninguna sorpresa para Alperovich”, expresó la querella.

Y agregó: “Para F.L. la denuncia se presentaba, entonces, como un camino por seguridad, justicia y para llevarla a quien corresponda, y por sanación. No hubo negociación que la hiciera detenerse (...). Fue para ella algo que la liberó”.

Tras casi tres horas de exposición, el juez Ramos Padilla dictó un cuarto intermedio para reiniciar la audiencia a las 14. La querellante, allí, volvió a tomar la palabra con el fin de enumerar diferentes testimonios recabados a lo largo de las catorce jornadas que demandó el proceso y que, a su criterio, “refuerzan de un modo importante la credibilidad” de los dichos de la denunciante.

En ese marco, trajo a colación las conclusiones de la perito psicológica Mónica Herrán, quien después de evaluar a la joven descubrió “secuelas traumáticas que guardan relación con los hechos denunciados”. “La experta destacó -dijo Cymerman- que el relato de la denunciante es coherente, guarda una estructura lógica y permite descartar la influencia de terceros”.

Ramos Padilla

“La perito oficial explicó -siguió la querella- que la víctima, al momento de la entrevista, presentaba un trauma cristalizado mediante el cual los hechos siguen produciendo la misma vivencia con el mismo dolor e intensidad, como si la persona estuviese dentro del hecho, inmersa. (...) También le advirtió una marcaba disociación extrema, como un mecanismo instrumental cuyo fin es no sentir dolor, como un manto que la cubre de ese dolor. Por eso se resguardaba en la eficiencia de su trabajo para seguir adelante”.

Además de Cymerman, su colega Rovatti se explayó durante una hora respecto al descargo que hizo Alperovich la semana pasada, donde el exmandatario subrayó su inocencia y calificó a la causa como un “complot armado” en su contra. “Alperovich dijo que todo esto es una gran mentira, que él no hizo nada de lo que se lo acusa, que se trata incluso de una denuncia falsa enmarcada en una campaña sucia preparada por -el diputado nacional- Carlos Cisneros, supuesto enemigo suyo toda la vida, y por -el exconcejal de San Miguel de Tucumán y expareja de la presunta damnificada- David Mizrahi. (...) Nada de esto resulta creíble ni verosímil: no tiene ningún sentido”.

Luego le solicitó al juez que condene al exsenador por los hechos de tentativa de abuso, abuso sexual simple, gravemente ultrajante y agravado a la pena de 22 años de prisión, dada “la gravedad del caso”. También pidió, en caso de condena, su encarcelamiento preventivo hasta tanto quede firme la sentencia con el fin de evitar el “riesgo de fuga” surgido del “poder que todavía tiene” el acusado.

La denunciante tenía 29 años cuando presentó su denuncia aquel 22 de noviembre de 2019. Dos años antes se había incorporado para trabajar en el manejo de la agenda de Alperovich, a quien acompañó durante la campaña electoral de 2018-2019 donde el político competiría -y perdería en cuarto lugar- contra el entonces gobernador Juan Manzur. En esa época, el acusado ejercía la senaduría nacional tras ser electo en 2015. El 24 de mayo de 2019 la joven presentó su renuncia al espacio de su tío segundo, primo hermano de su padre.

Acusaciones

Meses después de su desvinculación, la joven publicó una carta acusando a su tío segundo, quien pidió licencia sin goce de sueldo en la Cámara Alta. Allí se abrieron dos investigaciones -una en Tucumán y otra en Buenos Aires- que luego se terminarían unificando por orden de la Corte Suprema de Justicia.

Terminado el alegato de la querella llegó el turno de la fiscalía. Los hechos fueron los mismos, con la fuerza de ser el representante del Estado el que alegaba. Para su exposición se conectó vía Zoom la denunciante sin cámara. El fiscal, en tanto, pidió apagar la luz para mostrar una serie de diapositivas por medio de las cuales trazó una línea temporal con todos los hechos que dio por corroborados. Allí exhibió y evaluó diferentes audios, fotos, videos y chats incorporados en el expediente.

“José Alperovich tejió una red con la que luego atrapó a F.L. Inicialmente utilizó tres técnicas combinadas y dirigidas para derrivar sus defensas. Primero: la ostentación de sus riquezas y propiedades. Segundo: la ostentación de su liderazgo político. Tercero: la denigración y el rebaje del cuerpo de la denunciante”, manifestó el acusador. Al concluir, pidió 16 años y medio de cárcel para el encausado.

Tras la alocución del fiscal Abraldes, y después de una jornada de casi diez horas en los tribunales porteños de la calle Paraguay al 1536, el juez Ramos Padilla ordenó que se le brinde custodia policial al imputado como una medida de seguridad reforzada. Además, fijó para este miércoles la exposición final del defensor de Alperovich. Se presume que volverá a insistir en la inocencia de su defendido y solicitará su absolución. Será entonces cuando se determine cuándo podría conocerse el veredicto.

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