El Distrito de Prevención N°3 llevó el nombre de Metán al aniversario provincial

El Distrito de Prevención N°3 de Metán participó del acto central por el 42° aniversario de la Dirección General de Seguridad de la Policía de Salta. La delegación local, encabezada por el comisario general licenciado Arnaldo Vélez y la comisario mayor Mercedes Guantay, desfiló con orgullo representando a la región.

Sociedad05/11/2025Xiomara DíazXiomara Díaz
Desfile Velez (4)

A veces, la seguridad se da por sentada. Se confía en que, al salir a la calle, habrá alguien cuidando, previniendo, patrullando. Pero detrás de cada uniforme hay una historia, un rostro y una convicción que no se apaga con los años. Es lo que se vio ayer, en la explanada del Monumento al General Martín Miguel de Güemes, durante el acto por el 42° aniversario de la Dirección General de Seguridad de la Policía de Salta.

Entre las formaciones impecables y los saludos protocolares, hubo un instante que trascendió lo formal. Fue cuando el comisario general licenciado Arnaldo Vélez, director del Distrito de Prevención N°3 de Metán, avanzó al frente de su delegación, portando el sable de oficial que simboliza más que una jerarquía; representa toda una vida de servicio.

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A su lado, la comisario mayor licenciada Mercedes Guantay, segunda directora del distrito, acompañó la representación metanense junto a parte del personal que viajó especialmente a la capital provincial. Lo hicieron con orgullo, conscientes de que llevaban sobre los hombros el nombre de su ciudad, pero también el de cientos de hombres y mujeres que, en silencio, patrullan cada día para sostener el orden y la tranquilidad de los vecinos.

El acto, encabezado por el secretario de Seguridad, Nicolás Avellaneda, junto al jefe de la Policía, comisario general Diego Bustos, y el subjefe, comisario general Walter Toledo, reunió a efectivos de toda la provincia. Se recordó que desde el 4 de noviembre de 1983, la Dirección General de Seguridad mantiene presencia constante en el territorio, articulando el trabajo de los 14 distritos de prevención, donde hoy se desempeñan más de 8.200 efectivos.

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En su mensaje, Avellaneda habló de “vocación, valor y compromiso con la comunidad”, palabras que, lejos de ser una fórmula, resumen una realidad que los propios policías viven día a día. No hay horarios fijos ni certezas en la rutina. Cada intervención puede cambiarlo todo. Cada turno implica responsabilidad, riesgo y, muchas veces, incomprensión.

El comisario Vélez, con una extensa trayectoria dentro de la fuerza, lo sabe bien. Consultado tras la ceremonia, eligió hablar con la serenidad de quien ha vivido cada etapa de la institución. “Este aniversario me toca de un modo distinto. Tal vez sea el último desfile que me encuentre en actividad. Uno aprende que ser policía no es un trabajo; es una forma de vida. Cada vez que uno sale del destacamento, sabe que lleva mucho más que un uniforme; lleva el deber y la confianza de toda una comunidad”.

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Son palabras que no buscan protagonismo, sino reflejar un sentir compartido. Porque, detrás de los cargos y los actos protocolares, la vida policial está hecha de madrugadas, de patrullajes solitarios, de llamados urgentes y de familias que esperan. Es una tarea que combina disciplina y humanidad, y que exige entereza incluso cuando no hay aplausos.

La comisario Guantay, quien representa a una nueva generación de mujeres dentro de la conducción policial, destacó el orgullo de desfilar por Metán y por el interior: “Este reconocimiento es para todos los que están en la calle, para los que custodian rutas, barrios y escuelas. Ser policía es servir, pero también contener y escuchar. Cada día nos recuerda por qué elegimos esta profesión”.

El desfile cívico-militar cerró la jornada con las formaciones marchando ante el palco oficial. La unidad de Metán, firme y ordenada, pasó frente a las autoridades en un silencio que decía más que cualquier discurso.

Desfile Velez (5)

La escena final, con Vélez al frente, el sable en alto y el saludo marcial, condensó el espíritu de toda una trayectoria: la de quienes, sin estridencias, sostienen la seguridad pública desde la convicción y el sacrificio personal.

Porque ser policía —como dicen ellos mismos— no se aprende solo en la escuela. Se aprende en la calle, en la incertidumbre del servicio y en la certeza del deber. Y aunque el tiempo pase, hay vocaciones que no se retiran.

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