Peligros geológicos en Salta

"En este artículo de opinión, vamos a analizar algunos de los lugares asociados a riesgos geológicos, que por demasiado esenciales son invisibles a los ojos, parafraseando a Saint Exupery en El Principito"

Opinión 11/02/2024 Por Ricardo Alonso
El Candado Quebrada del Toro

Muchas veces los topónimos, esto es, el nombre propio de los lugares geográficos, representan en su significado la presencia de un peligro geológico potencial o latente. El norte argentino, por su naturaleza de ríos y montañas, tiene numerosos hidrónimos y orónimos, que invitan a reflexionar sobre el riesgo que representan para los bienes y las vidas de las personas. Existen cientos de nombres de accidentes geográficos que están relacionados directa o indirectamente al riesgo geológico. En este artículo vamos a analizar algunos de ellos que por demasiado esenciales son invisibles a los ojos, parafraseando a Saint Exupery en El Principito.

Hay varios lugares que refieren el nombre de Mal Paso. En unos pocos casos se representaba a un lugar que estaba controlado por maleantes y bandoleros que asaltaban a los caminantes. En otros, la mayoría, se refiere a lugares en ríos o quebradas de difícil tránsito. En la Quebrada de Escoipe está el puente de Mal Paso, hoy un moderno cruce carretero que deja al costado un viejo puente ferroviario puesto allí hace décadas para sortear el río en un estrangulamiento de la quebrada.

Cuentan que, en otros tiempos, primera mitad del siglo XX, el camino corría a lo largo del cauce del río y ese era uno de los peores lugares para transitar, precisamente y como el topónimo lo dice: un malpaso. Curiosamente, unos kilómetros después y siempre sobre la ruta provincial 33 que conduce a la Cuesta del Obispo y Cachi, se encuentra Agua Negra. El topónimo sugiere crudamente un agua negra o contaminada. Nada más lejos de la realidad. El agua es súper pura pero brota de rocas pizarrosas oscuras y lajosas de la formación precámbrica de Puncoviscana.

Otros topónimos en la misma quebrada resultan sugerentes como Chorro Blanco, por unas cascadas que se forman en una caliza amarilla; Las Goteras, por unas caídas de agua que resbalan en una rocas areniscas blancas y caen verticalmente sobre el camino con desprendimientos circunstanciales cada tanto tiempo; Malcante y Malchasico, topónimos que no están del todo claros pero cuya raíz ya pone sobre aviso; Las Zanjas, uno de los parajes más bellos de Salta, enclavado en las montañas de Escoipe y con praderas que recuerdan a Escocia, pero cuyo topónimo encierra el peligro de los derrumbes y deslizamientos de las laderas de la montaña, así como unos profundos zanjones con cascadas que surcan el terreno; Candado, como un paso estrecho que se corta en tiempos de crecientes, entre muchos otros.

"Candados" en Salta

Precisamente el topónimo Candado, parece ser más un salteñismo que un argentinismo, ya que todos los "Candado" están en la provincia de Salta. Veamos sino Candado Grande y Candado Chico sobre la ribera del Bermejo, El Candado de Escoipe y una quebrada homónima referida a la sierra de esa zona, que según el geomorfólogo y lingüista Alberto Vuletin presenta "…una endiablada morfología que dificulta el paso a los que se proponen atravesarla" y, tal vez el más notable de todos, es El Candado en la Quebrada de El Toro. Se entiende que un Candado es un lugar estrecho en una quebrada, donde el camino o huella pasa por el lecho del río. Cuando el río crece obliga a sortearlo a través de las orillas. O bien cuando la quebrada se estrecha demasiado ese lecho mayor desaparece y el viajero debe remontar la barranca para seguir por la ribera varios kilómetros y luego regresar nuevamente al lecho del río para proseguir su camino.

Quebrada del Toro

Se comenta que el geólogo alemán Dr. Otto Schlagintwiet, al servicio de YPF en los estudios de la geología petrolera salteña, investigó pacientemente sobre este topónimo en particular y sus conclusiones se perdieron en viejos informes inéditos.

El Candado en la Quebrada del Toro es un paraje donde el río Toro, su cauce y las laderas de la quebrada, contienen el curso del río, la ruta nacional 51 a Chile y además corredor bioceánico y el ramal C-14 Huaytiquina del ferrocarril General Belgrano.

El genio ingenieril del norteamericano Richard Fontaine Maury logró que el FFCC pasara a una determinada altura sobre la margen izquierda del río y que por más de un siglo sorteara los problemas de El Candado. La ruta no tuvo la misma suerte y hubo que reprogramarla innumerables veces. Primero pasó por el propio cauce y luego se hizo una variante por la margen derecha. El punto es que cada vez que el río crecía, el camino por el cauce desaparecía. Además, en ese punto hay una confluencia de derrumbes y aluviones que bajan desde la derecha y desde la izquierda y terminan taponando el cauce impidiendo circular en ambas direcciones. Este cierre o bloqueo natural, al impedir el paso en ambas direcciones creaba un verdadero cerrojo que obstruía el tránsito. La solución ingenieril vino de la mano de un espectacular y moderno viaducto bautizado en homenaje al Padre Chifri de larga actuación pastoral en la Quebrada del Toro y Alfarcito.

De barros y volcanes

El topónimo Barreal o Barrial hace referencia a la presencia de barro o lodo en las épocas de lluvia que a veces imposibilitan el tránsito en las rutas. Uno de esos barriales está en el Valle Calchaquí cerca de San Carlos. Generalmente se corresponden con ríos secos que traen agua en el verano y dejan su carga de lodo sobre rutas y caminos logrando que se vuelvan intransitables. Igualmente, para andurrial, arenal y tembladeral.

En la zona del Chaco salteño están los bobadales, en donde las capas de suelo de loess se transforman en verdaderos y peligrosos lodazales. Precisamente se conoce como Bobadal a una población a unos 50 km de Tartagal. El mismo topónimo se registra en varios lugares de Santiago del Estero.

Bobadal

Otro topónimo con reminiscencias peligrosas en el norte argentino es Volcán. Y aquí hay que diferenciar entre los verdaderos volcanes de "fuego" que están en la Cordillera Volcánica y en la Puna, la mayoría de ellos inactivos, apagados o extinguidos, que de por sí representan un riesgo geológico cuando están activos (ej. Lascar), de los otros volcanes que son los de barro y rocas. Volcán, en la Quebrada de Humahuaca, es el ejemplo paradigmático y referencia mundial del fenómeno.

En líneas generales se trata de fenómenos de remoción en masa donde los materiales preparados durante la larga estación seca reciben durante la época estival un aporte de agua que puede romper el límite de liquidez y ponerlos en movimiento pendiente abajo. Una vez iniciado el fenómeno no hay fuerza humana capaz de detenerlo. La masa de fango y rocas se retroalimenta y avanza con distinta fuerza y velocidad arrastrando todo a su paso. Se llaman volcanes porque toman la forma de coladas de lava, pero en este caso son frías, de barro, y llevan flotando englobados grandes bloques que son transportados como corchos en el agua.

El volcán de Jujuy afectó innumerables veces a la ruta y al ferrocarril ya que ambos corren a través de la Quebrada de Humahuaca y también a la estación ferroviaria y al pequeño poblado homónimo. El fenómeno se registra geológicamente desde hace miles de años. Y aparece en las crónicas escritas al menos desde el siglo XVII con la travesía que realizó por allí el viajero Acarette du Biscay en 1658. Es interesante remarcar que Acarette confundió el topónimo volcán en el sentido de torrente de barro con el verdadero volcán de lava y su descripción es mixta, ya que está convencido que son volcanes reales los que arrojan el fango sobre la quebrada y tornan intransitable el camino de postas al Alto Perú.

Volcán Humahuaca

El fenómeno de los volcanes de barro (mud-flows, debris-flows, flash-floods, etcétera) es común en muchas de las quebradas y cañones del norte argentino y diversos topónimos hacen referencia directa o indirecta a ellos. Casas Enterradas en la ruta 68, camino a Cafayate, es un buen ejemplo.

Hay también numerosos topónimos que hacen referencia a los huaycos. Estos son cañadones profundos trabajados en materiales arcillosos blandos o en viejas terrazas fluviales que se caracterizan por fondos chatos y paredes verticales. En los veranos pueden ser canales de evacuación de aguas torrentosas ocasionando graves problemas en las rutas y con serio peligro para los vehículos que circulan por ellas.

El topónimo regional Infiernillo, en varios lugares del noroeste argentino, hace referencia a la parte alta de una cuesta donde soplan fuertes vientos cruzados y constituyen un verdadero peligro para esos caminos de cornisa. Barranca, Encrucijada, Angosto, Angostura, Rápidos, Chorros, Chorrillos, etcétera, son topónimos varios que refieren a situaciones de ríos angostos, lugares de difícil tránsito, cañones profundos, cascadas, los "Tonco", los "Encón" o Ancón, resaltos en el relieve y otros rasgos topográficos similares donde el simple nombre llama a la precaución y sugiere el potencial peligro geológico.

Y lo mismo ocurre con topónimos como Despeñadero, Derrumbadero, Rondadero, Rodadero y otros que advierten sobre la caída de rocas, aleros inestables, pendientes abruptas, conos de deyección gravitatoria, canchales, materiales deleznables, topografía escabrosa y otros rasgos del relieve dignos de figurar en una carta de riesgo y protección civil de seguridad en el tránsito.

Por: Dr. Ricardo Alonso | El Tribuno

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