Ojalá sea como Frondizi...

En su columna de opinión, el profesor Eduardo Poma analiza los modelos ideológicos que gobernaron Argentina en los últimos 80 años

Opinión 29/12/2023 Por Expresión del Sur Por Expresión del Sur
Lic. Eduardo Poma
Lic. Eduardo Poma

Me tomo el atrevimiento de marcar que el discurso inicial del presidente electo Javier Milei, hizo una mención histórica criticando los planes económicos fallidos del gradualismo, dijo que “todos los programas de shock, salvo el de 1959, fueron exitosos”.  Pero esta verdad a medias… muestra un grave error al citar que el programa de shock “fallido” de 1959, aplicado durante el gobierno desarrollista de Frondizi, que lejos de fracasar… fue un claro ejemplo de un programa correctamente aplicado y que permitió al país cimentar una base para el desarrollo económico que lamentablemente fue interrumpido por un golpe de estado y por la sucesión de gobiernos que nunca encontraron el norte de la brújula. Todo este error fue dentro de un discurso donde prometió ajuste y más ajuste, lejos de hacer hincapié en la tal ansiada unión de los argentinos como si lo expresó Arturo Frondizi en su famoso discurso del 1ro de mayo de 1958: 

Dijo: “Para que se pueda llevar a cabo esta empresa (...) es condición previa e indispensable sellar definitivamente el reencuentro de todos los argentinos y alcanzar una plena y efectiva paz nacional. Debemos eliminar los motivos de encono, los pretextos de revancha (...) debemos extirpar de raíz el odio y el miedo del corazón de los argentinos. Recibimos y valoramos todo el pasado, con su grandeza y sus debilidades, pero ese pasado queda a nuestras espaldas. No nos volveremos a remover las culpas ni a deslindar responsabilidades que, allí, desde hoy, quedan para que las juzgue la historia (...) Cerramos una etapa para poder dar, entre todos, un gran salto adelante”.

 Frondizi

Propongo en esta columna de opinión, analizar los modelos ideológicos que gobernaron en los últimos 80 años, identificando las tres grandes influencias (Neoliberalismo, Populismo y Desarrollismo), pero solamente a modo de síntesis y sobre el tratamiento de una variable económica que nos golpea gravemente como la inflación, a fin de que los lectores saquen sus propias conclusiones. 

Causa de la inflación

El neoliberalismo considera que la inflación es un fenómeno monetario y no económico. Sólo ve que es un exceso en la cantidad de moneda disponible lo que impulsaría al alza a la demanda y los precios. Esta escuela de índole monetarista no percibe que debe existir una correlación entre la cantidad de moneda y el volumen de la actividad productiva.

Para el populismo, en general tiende a menospreciar el fenómeno de la inflación y carece de formulaciones generales o teorías sobre ella. Si bien confronta con el monetarismo no define la relación entre moneda y producción. Justamente porque en su esquema la actividad productiva cede en importancia frente al "distríbucionismo" y suele apelar indebidamente a la emisión monetaria para financiar su política.

En cuanto al desarrollismo, la inflación es un fenómeno económico y no meramente monetario, aun cuando en lo coyuntural pueda haber un desajuste monetario por errores de implementación de la política monetaria. Lo  decisivo son los problemas e insuficiencias en la producción, que impulsan la inflación por insuficiente oferta o porque problemas de empleo de los factores trabajo y capital llevan a una creación de moneda inadecuada que impulsa la demanda. El ataque debe apuntar a la producción y a evitar desajustes financieros y fiscales, pero no debe manipularse la moneda. La cantidad de moneda debe corresponderse con el volumen de la producción, si se la limita artificialmente al modo neoliberal genera recesión y si se la aumenta al modo populista genera inflación.

Particularidad nacional - Desarrollo e inflación. 

El neoliberalismo es una perspectiva que no considera los factores nacionales. Al centrar en el mercado y no la estructura productiva,  el tema del desarrollo no entra en la concepción neoliberal. Mientras que el populismo, la despreocupación por una teoría de la inflación lo lleva a no diferenciar en los procesos nacionales y a no vincular la inflación con el desarrollo. El desarrollismo, plantea que los factores nacionales son decisivos. La inflación estructural no es la misma en países del hemisferio norte que en los del sur. El subdesarrollo es causa de inflación.

Precios y tarifas. 

En el neoliberalismo, simplemente lo determina el “dios Mercurio”, es decir el mercado. El populismo, aplica el control de precios que ignora las leyes de funcionamiento del mercado con las consiguientes distorsiones. Los precios suelen fijarse por debajo del costo de producción o con una rentabilidad insuficiente para que se invierta. Se tiende a una práctica permanente de subsidios e intervenciones que distorsionan los precios relativos desalientan la inversión. La política de control de precios fracasa porque o bien no son eficaces y no se cumple o bien porque provocan desabastecimiento y caída de la inversión y en la fase siguiente al caer la inversión cae la oferta lo cual retroalimenta la inflación. Los subsidios también, si bien inicialmente frenan el alza de precios terminan impulsándola porque aumentan el déficit fiscal.

En el desarrollismo, primariamente los determina el mercado, lo cual no excluye algún grado de intervención del Estado apuntando a evitar monopolios y a favorecer políticas de promoción económica. Las políticas de Estados se encaran sin violentar las leyes del mercado, operando sobre ella para obtener los objetivos propuestos. Las políticas sociales son fuertes, a diferencia del neoliberalismo, pero explícitas sin distorsiones sobre el sistema de precios, a diferencia del populismo. Los precios siempre deben considerar los costos de producción y no desalentar la inversión.

Política antiinflacionaria.

El neoliberalismo plantea que el Estado, en una incoherencia de la escuela, no es neutral en algunos temas, tiene un papel activo en restringir la demanda, por lo cual las políticas antiinflacionarias del neoliberalismo son recesivas. Inicialmente la restricción de la demanda disciplina los precios, pero al caer la producción y oferta de bienes en la segunda fase la inflación reaparece con más virulencia porque la oferta no cubre la demanda (la inflación "reprimida" por la presión sobre la demanda se manifiesta). El desarrollo está ausente.

En contraposición, en el populismo, no hay política antiinflacionaria, pero la consecuencia es recesiva como en el neoliberalismo. Al acelerarse la inflación, como esta disminuye el poder adquisitivo los particulares se ven obligados a restringir sus consumos y eso causa el mismo efecto recesivo o al menos de "enfriamiento" que en el planteo neoliberal. La inflación convive con recesión y ésta, al hacer declinar la producción y oferta de bienes, genera más inflación. El desarrollo está ausente.

Pero en el desarrollismo, se opera en dos frentes simultáneamente. Ataca a la inflación en su causa promoviendo, a diferencia del neoliberalismo, la inversión y el desarrollo. El consiguiente incremento de la oferta tiende a bajar los precios, pero a la vez, y a diferencia de los populistas, hay disciplina fiscal, ya que se controla el gasto improductivo del Estado eliminándose un factor de inflación. Se busca simultáneamente la estabilización y el desarrollo y se lo logra porque el desarrollo aumenta la oferta y no hay demanda artificial generada por gasto público improductivo. El desarrollo es una de sus claves.

Tipo de cambio.

El neoliberalismo, tiende a atrasar el tipo de cambio (en cuanto a la inflación son más monetaristas que neoliberales, y para atrasar el tipo de cambio no confían en el mercado). Prefiere el dólar barato porque, aunque perjudique la producción nacional, hay una sobreoferta de productos importados que impulsa la baja de los precios. Es coherente con una teoría de la inflación que desconoce su relación con la actividad productiva y el desarrollo. La caída de la actividad económica en la fase siguiente genera más inflación.

El populismo, tiende a atrasar el tipo de cambio, porque el abaratamiento de las importaciones, aunque perjudique a la producción nacional, favorece el abaratamiento populista (de corto plazo) del costo de la vida. Es el criterio que el actual gobierno comienza a aplicar ahora (la fase del tipo de cambio alto establecida por Lavagna quedó atrás). Es coherente con su "distribucionismo" que descuida la producción y que, por ello, termina deteriorando el nivel de vida de la población. También la caída de la actividad económica, lo cual al deprimir la oferta genera inflación.

En el desarrollismo, el tipo de cambio tiene que ser competitivo (sencillamente realista, ni atrasado ni adelantado) para favorecer la producción nacional.  A la inflación se la combate con mayor producción y consiguientemente mayor oferta nacional. En otras palabras, se la combate con desarrollo. 

Gobiernos que lo aplicaron.

Parte del gran fracaso político argentino es que hubo varios. Sacaremos del juicio o el análisis al nuevo gobierno por su reciente implementación, por lo que nos remitiremos al ejemplo más reciente, el plan de convertibilidad de Menem-Cavallo seguido por De la Rúa. Su neoliberalismo eliminó las restricciones al mercado salvo el tipo de cambio que sólo por una ficción se fijaba libremente. Era ortodoxamente neoliberal al eliminar restricciones a la importación, las cuales a la vez eran estimuladas por el tipo de cambio atrasado. Su monetarismo no vinculaba la moneda a la producción, como enseña la correcta teoría monetaria, sino a la cantidad de dólares existentes en el país. Fue recesivo por eso y por la sobreoferta de productos importados causante de desindustrialización. Cuando agotó su ciclo tuvimos la descomunal crisis del 2001.

En el caso del populismo, lamentablemente es extensa la experiencia histórica por lo que solo mencionemos: a) Plan Gelbard del gobierno justicialista de 1973 (nos permite analizar su desenlace que es premonitorio) y b) el pasado gobierno del presidente “Fernández Mazza” y el “eje” Néstor y Cristina K. El Plan Gelbard se basaba en el control de precios y hablaba de "inflación cero". Cero en la lista de precios controlados pero no en la realidad, porque hubo precios que no respetaban la lista, hubo desabastecimiento y recesión. La inflación reprimida por los controles estalló en el "rodrigazo" y terminó en el golpe de Estado de 1976. El gobierno kirchnerista y su versión albertista, de forma algo más chapucera, siguió el mismo patrón: controles de precios que generan inflación reprimida (la manipulación de los índices del INDEC es puramente kirchnerista, no reconoce ningún antecedente en el país), desabastecimiento y enfrían la economía; y subsidios que aumentan peligrosamente el gasto público. Ambos factores generan inflación que se manifiesta abiertamente en los problemas de la herencia que recibe el nuevo gobierno, que de replicar su continuidad puede llevamos a un segundo "rodrigazo" o al fantasma del 2001. 

El caso desarrollista, se centra en la dupla del estadista Arturo Frondizi y el “cerebro” Rogelio Frigerio (1958-1962), su plan de "Estabilización y Desarrollo" eliminó los controles de precios existentes y el control de cambios y eliminó las tarifas subsidiadas de los servicios públicos (un aumento salarial previo morigeró el impacto de ese "sinceramiento" en el poder adquisitivo). Simultáneamente había una fuerte política de inversiones y desarrollo y se aplicó un programa de racionalización administrativa. Este programa redujo el personal en una cifra importante para la época, de 250.000 agentes y sin provocar desempleo porque lo absorbía la actividad privada en expansión. El sinceramiento se reflejó en los precios y la inflación anual de 1959 fue el 113%, pero en ese mismo año la inflación fue vencida: el promedio mensual en el primer cuatrimestre fue del 11,6%; en el segundo del 9%; en el tercero del 2,9% y en el cuarto del 1,9%; en 1960 fue del 27% y en 1961 del 13,7 anual. Es decir, el gobierno desarrollista fue exitoso no sólo por el desarrollo sino también por su triunfo sobre la inflación. Lo hizo sin las restricciones a la demanda de los neoliberales, sin los controles de precios populistas y sin el recesionismo de ambos. Hubo desarrollo y hubo estabilización.

Ojalá sea como Frondizi…

Espero que por el bien de los argentinos el nuevo gobierno tenga éxito, y sus programas sean como el de Frondizi. Es importante aclarar que, que la dura recesión inicial del gobierno desarrollista, que algunos tildan como un fracaso, fue una medida que acompañada de un programa de desarrollo implicó que la Argentina tuviera una década de crecimiento estable como no tendrá en los próximos años y lamentablemente hasta nuestro presente. El triunfo de Frondizi sobre el subdesarrollo lamentablemente no se vio reflejado en su gobierno plenamente, en parte porque la influencia neoliberal en alianza con el populismo hicieron todo lo posible para derrocarlo logrando su cometido en el 29 de marzo de 1962, pero si en los años posteriores donde se creció al 8% y casualmente no por los aciertos de sus gobernantes de turno sino por el impacto y la colecta de aquellas medidas desarrollistas.

Por último, a modo de sugerencia, recomiendo leer los siguientes artículos para ampliar la información: 

-          “Un debate para nada banal frente a lo que se viene” de Guillermo Ariza, publicado el 11 de diciembre de 2023 https://www.visiondesarrollista.org/

-          “Shock, estabilidad, plan de desarrollo” de Gustavo E. Barbarán, publicado el 22 de diciembre de 2023 https://www.eltribuno.com/salta/nota/2023-12-23-0-0-0-shock-estabilidad-plan-de-desarrollo

 Grafico

 

 

 

Te puede interesar
Noticias más leídas