“Le partí una silla en la cabeza”: Cura valiente enfrentó a ladrón en la Iglesia

Un sorprendente y asombroso hecho tuvo lugar en la vicaría Nuestra Señora de Guadalupe, en el barrio La Loma de Salta, cuando el sacerdote Juan Eduardo Jotayan enfrentó a golpes a un ladrón que intentó robar en la iglesia. Esta desesperada y feroz pelea se produjo en la madrugada del miércoles y fue el cuarto intento de robo que sufría la parroquia en menos de un año.
Según relató el cura valiente, alrededor de las 3 de la mañana, escuchó ruidos en la puerta de entrada y no dudó en tomar acción para defender su hogar. "Es la cuarta vez que me entran a robar y uno ya vive alarmado", afirmó el vicario en una entrevista con El Tribuno.

Jotayan se enfrentó cara a cara con el delincuente, quien había roto las rejas y la madera para ingresar al lugar. La situación se tornó tensa y ambos se enzarzaron en una pelea a puñetazos. El cura recibió varios golpes en el rostro y el pecho, pero logró hacerse con dos sillas que encontró en su camino.
Con valentía y determinación sorprendente, el vicario utilizó las sillas como defensa y golpeó al ladrón. "Le partí una silla en la espalda, pero él se equilibró para no caerse, así que saqué otra y se la partí en la cabeza", detalló Jotayan.

Sin embargo, la pelea no terminó ahí. El sacerdote tomó una medida aún más drástica y buscó un rifle de aire comprimido que pertenecía a su fallecido hermano, quien era militar. Apuntando al delincuente, amenazó: "Si no te vas de acá, te perforo la cabeza a tiros". El ladrón, evidentemente asustado, escapó rápidamente por las escaleras y huyó del lugar. Jotayan, aún con dolores en todo su cuerpo, acudió a un médico para ser revisado. Afortunadamente, no sufrió fisuras en las costillas, aunque sí tuvo dolor muscular producto de la pelea. Posteriormente, el sacerdote radicó una denuncia en la comisaría de Grand Bourg.

Este no es el único incidente impactante que ha vivido el vicario. En 2020, una mujer identificada como María, obsesionada con Jotayan, intentó atacarlo con un hacha en su habitación. El cura logró escapar milagrosamente y pidió ayuda tocando la campana. La mujer fue finalmente conducida a un hospital psiquiátrico. Vecinos del barrio revelaron que María sufre de problemas mentales y solía pasar gran parte del día en la puerta de la iglesia. Su obsesión con el cura era evidente, y en ocasiones interrumpía las misas para exigirle tener relaciones sexuales.

El valiente enfrentamiento de Juan Eduardo Jotayan con el ladrón y su historial de incidentes impactantes, como el intento de ataque con el hacha y el incendio de su automóvil, generaron conmoción en la comunidad y dejóen evidencia la resiliencia y fortaleza de este sacerdote que defiende su iglesia y su vida con valentía inquebrantable.