Argentina y el poder del “anti”: cuando el rechazo define la política

Más de la mitad de los argentinos no se identifica con una propuesta, sino con el rechazo visceral a una figura

Opinión21/07/2025José Alberto CoriaJosé Alberto Coria
Milei

En la Argentina actual, ser “anti” es mucho más fuerte que ser “pro”. Así lo confirma la última encuesta de Zuban-Córdoba: por primera vez, el antimileísmo supera el 53% y se consolida como la identidad política predominante en el país. Más de la mitad de los argentinos no se identifica con una propuesta, sino con el rechazo visceral a una figura: el presidente Javier Milei.

Este fenómeno no es nuevo. Desde hace más de una década, la política argentina se ordena más por antipatías que por proyectos. El antikirchnerismo sigue fuerte con un 45,2%, mientras que los que se definen como “pro kirchnerismo” rondan el 34%. En paralelo, el peronismo y el antiperonismo se reparten casi en partes iguales (39,7% y 38,7%).

Pero lo novedoso es que el rechazo a Milei crece más rápido que su adhesión cae. En solo seis meses, la identificación con los libertarios cayó del 32,4% al 28,1%. Mientras tanto, el antimileísmo trepó del 46,5% al 53,6%. En otras palabras, Milei genera más enemigos que seguidores.

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Este escenario plantea una pregunta clave: ¿cómo se construye futuro en una democracia donde las mayorías se expresan más por lo que odian que por lo que quieren? La identidad política negativa puede ser una forma de defensa frente al miedo, al enojo o la incertidumbre, pero rara vez ofrece caminos concretos para resolver problemas reales.

La gestión del presidente tampoco ayuda a revertir esta lógica. Según la misma encuesta, el 52,8% de los consultados quiere castigar al Gobierno con su voto. Un número significativo (16,6%) corresponde incluso a quienes votaron por Milei en el balotaje. La desilusión crece rápido en un país donde las esperanzas se agotan más rápido que las promesas.

Del otro lado, los motivos del castigo son claros: el 50% rechaza la destrucción del Estado y la crueldad de algunas políticas. El 13% cuestiona el alineamiento internacional del presidente. Los que lo apoyan destacan el control de la inflación (23,6%) y la transparencia (19,7%), pero esos números parecen insuficientes frente a una ola de rechazo en ascenso.

La política argentina se enfrenta así a un espejo incómodo: los liderazgos que emergen no lo hacen por convicciones sólidas, sino por el agotamiento del rival. Milei llegó al poder como “el no kirchnerismo”. Hoy enfrenta a una mayoría que lo ve como “el no futuro”.

Mientras tanto, la grieta se multiplica en versiones, pero con un mismo patrón: todo se define por la negación. Ser anti kirchnerista, anti peronista o anti Milei es más fácil que construir una propuesta con horizonte. Lo difícil sigue siendo imaginar un país más allá del rechazo.

ENCUESTA

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